¿Por qué toda auténtica fe implica una dimensión comunitaria y social?

A veces pensamos que la fe es un asunto enteramente personal y privado, que no tiene ninguna injerencia en el modo como interactuamos con otros y como vemos la realidad. Pensamos que lo único importante en la fe es la relación entre “Dios y yo” y que eso basta para estar en paz y tranquilizar nuestras conciencias: “Voy al culto, hablo con Dios, leo la Biblia, pago el diezmo, no hago mal a nadie…”. ¿Acaso en eso consiste el cristianismo?, ¿Puede alguien reducirse a cumplir con esto y considerarse “buen cristiano? ¡Si hasta los violentos y corruptos lo hacen!…también los indiferentes…y los quietos que se creen buenos por no hacer ningún daño a nadie. 

Creerle al Evangelio es mucho más que esto, es “desacomodarnos” y reconocer que toda auténtica fe tiene una dimensión intrínsecamente comunitaria y social:  

• Llegamos a la fe no por nuestra propia cuenta (por generación espontánea) IMAGEN-9681064-2sino gracias al testimonio de otros que nos han precedido.

• La fe genérica, condición de posibilidad de la fe religiosa, implica, de modo inherente, la capacidad de confiar en otros (Capax Fidei).

• No puede haber una confesión de fe auténtica que no tenga repercusiones en el modo de ser con los otros: “de qué me sirve decir que amo a Dios a quien no veo si no amo a mi  prójimo a quien veo” (1Jn 4,20). Por ello, en el relato del “juicio final” de Mateo (25,31-46) quienes son “apartados al fuego eterno”, lo son no por ser “malos” (en ningún lugar se dice que hicieran mal a nadie) sino por no hacer el bien que les correspondía: “Cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo” (v.45)

• En el caso del cristianismo ,creemos en un Dios que, por ser Trinidad, es en sí mismo una comunidad, que nos invita a vivir como él: como comunidad….

• En el mismo contexto cristiano, confesamos a un Dios que es Padre de todos. Si creemos realmente en ello, la consecuencia es que debemos tratar a los demás como hermanos. Así, toda fe, involucra de por sí un modo de obrar.

• Para que la fe no se convierta en ideología o en una acomodación de ideas según las propias conveniencias, sentires e intereses (crear un Dios a imagen y semejanza mía), es necesario confrontarla con la fe proclamada y vivida de una comunidad creyente. Este es un criterio de objetividad y de autenticidad de la propia fe.

4 comentarios

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4 Respuestas a “¿Por qué toda auténtica fe implica una dimensión comunitaria y social?

  1. ferney sastre

    Desde luego confiar es la primera claridad del ser como cristiano, desde ahí parten sus características religiosas y espirituales y sobre todo estás últimas, no soy yo quien necesita, todos necesitamos y la bondad de cristo debe estar ahí, reflejada eso si con nuestro actuar,¿para que guardo tanto si nada me llevo? lo material se queda y muchos lo esperan para subsistir; para ello es necesario diferenciar entre Religioso y Espiritual.

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  2. Johan Tovar

    Citando a Juan Alberto Casas, «La fe genérica, condición de posibilidad de la fe religiosa, implica, de modo inherente, la capacidad de confiar en otros (Capax Fidei)». Considero importante resaltar que la fé genérica no comenza por la confianza en el otro, sino por la credibilidad en uno mismo. Desde el punto de vista científico, todo ser dotado de movimiento, prevé sus acciones para no equivocarse y asi salir lastimado; motivo por el cuál antes de creer en el otro, prevemos las posibles consecuencias de lo que vamos a hacer para no salir lastimados. En el individuo comienza la interacción, (dimensión social de la fé) ya que nos adherimos a posturas o generamos nuevas, dependiendo de nuestros propios intereses y creencias.

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  3. Christian Pérez

    Me parece adecuado pensar que la gran mayoria de los conflictos de la humanidad generalmente parten de la falta de amor por el otro. ¿Es definitivamente la fe en Dios lo que mueve nuestra existencia? Es peligroso concluir que la fe parte del creer en nosotros mismos ya que eso puede terminar en el egoismo que a su vez nos da razones para no aceptar a nuestro projimo por cualquiera que sea su diferencia hacia nosotros.

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    • Tienes razón, Christian.
      Hay que dejar claro que creer en uno mismo no puede reducirse a una actitud egocéntrica y narcisista. Creer en uno mismo implica el reconocimiento de la propia condición humana como lugar de la presencia de Dios por el hecho de ser «imagen» y llamado a ser «semejanza de él»; y la semejanza de Dios sólo es posible actuando del mismo modo como él actúa en la creación: dándose por entero, dando vida en abundacia, saliendo de sí para vaciarse en las demás creaturas. De este modo, creer en sí mismo es pensar que, a pesar de las propias limitaciones y fragilidades, como hijos de Dios podemos ser sus instrumentos para la construcción mancomunada de su reino.

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